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Diccionario Ilustrado
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Evangelios | |
EVANGELIOS, Primeros libros del Nuevo Testamento, en su orden canónico, que llevan los nombres de Mateo, Marcos, Lucas y Juan, y contienen narraciones sobre la vida, muerte y resurrección de Jesucristo (EVANGELIO). Y se le llama Evangelios, porque la palabra Evangelio significa en su esencia, Buenas Noticias de Salvación y Redención en Jesucristo. Hablar de "los cuatro Evangelios" no ha sido siempre común como lo es hoy. Antes del siglo IV se denominaban en conjunto "el evangelio" (el único e inimitable evangelio de Cristo) y las partes se distinguían por la adición de las palabras "según Mateo", "según Marcos", etc. Sin embargo, Ireneo, al escribir cerca del año 180 después de Cristo, insistió en la cifra cuatro y la consideró un axioma universal. No puede haber más Evangelios, ni menos. Este dogmatismo, respaldado por dos documentos contemporáneos, el Canon de Muratori y el Diate siguientes aron (CANON DEL NUEVO TESTAMENTO), revela un acuerdo general entre las iglesias de la época, forjado durante varias décadas. Es probable que la colección tetramorfa se remonte hasta poco después de 150 después de Cristo El Evangelio OralPara reconstruir la historia de estos cuatro escritos en el siglo 1, hay que volver a los sucesos clave del año 30: la pasión, resurrección y ascensión de JESUCRISTO, y el día de PENTECOSTÉS. Es más, Jesús y sus seguidores ya habían pregonado "las buenas nuevas del Reino de Dios", pero el impacto pleno de tales nuevas no se hizo sentir sino después de los mencionados acontecimientos. Los testigos de lo que Dios hizo a través de Jesucristo se impusieron la tarea de proclamar esta "buena nueva" de la magna redención. En dos partes del Nuevo Testamento podemos captar la esencia de esa proclamación (en griego, kérygma): en las cartas, paulinas y otras, y en las prédicas primitivas narradas en Hechos. El término kerigma proviene del griego ('anuncio', 'proclamación') y significa 'proclamar como un emisario'. Se trata de un género literario bíblico de sesgo oratorio que actualmente podría estar representado como el anuncio de una buena noticia. Esta palabra se aplica a la proclamación de los cristianos que se inicia poco después de la muerte de Jesús de Nazaret, hacia el año 30. En Resumen, Kerigma o Kérygma, es el que proclama las buenas noticias de la redención de Jesucristo. Las cartas paulinasDirigidas a personas conocedoras del kérygma, las epístolas no tienen el propósito de referirse ampliamente al mismo. Casi sin querer Pablo alude a las TRADICIONES que recibió al convertirse a Cristo: el kérygma básico (1 Corintios 15: 3 siguientes), carta fechada cerca del año 54), y a la institución de la Santa Cena (1 Corintios 11:23 siguientes). Es evidente que la proclamación no solo incluyó la narración de hechos (por ejemplo: "Cristo murió"), sino también la interpretación teológica (por ejemplo: "murió por nosotros"). La enseñanza de Jesús (por ejemplo, 1 Corintios 7:10) y los datos de su vida humana (por ejemplo, Gálatas 4:4; 1 Timoteo 6:13) aparecen junto con aspectos futuros de la esperanza cristiana (por ejemplo,1 Corintios 15:52s; 2 Corintios 5:10;1 Tesalonicenses 1:9s; 4:16). Pablo afirma (1 Corintios 15:1, 11) que "su evangelio" es el mismo que predicaban los otros apóstoles. Por consiguiente, hallamos en 1 Pedro y Hebreos, para mencionar solamente dos autores más, alusiones similares y la misma presuposición de que todos los cristianos conocían los datos básicos. La predicación primitiva en HechosUn mismo mensaje es el que encontramos en las cartas paulinas, en los discursos que en Hechos se atribuyen a Pedro, Pablo y otros (sobre todo 2:14-36; 10:34-43; 13:16-41), y en pasajes como Hechos 3: 13 al 26; 4: 10 al 12;5: 30 al 32; 8:32-35. Nótese además un dicho de Jesús en 20:35 no referido en los Evangelios. Según esta prédica, la "buena nueva" es el cumplimiento de una profecía del Antiguo Testamento y se relaciona con Jesús de Nazaret. Este Jesús, nacido de la línea de David, precedido por JUAN EL BAUTISTA, llevó a cabo una misión de misericordia que Dios aprobó con señales y prodigios. Misión de la que fueron testigos oculares los predicadores apostólicos. Sus enemigos lo traicionaron y los líderes judíos lo entregaron en manos de los romanos. Aunque PILATO quería libertarlo, el SANEDRÍN se empeñó en que lo ejecutaran y prefirió que liberaran a un asesino. Así pues, crucificaron a Jesús. Luego lo bajaron de la cruz y lo sepultaron. Pero al tercer día Dios lo resucitó de entre los muertos, hecho que los apóstoles también atestiguaron. En esta forma, afirmaron ellos, Dios lo declaró Señor y Mesías. Después, Jesús ascendió al cielo y se sentó a la diestra de Dios, desde donde derramó sobre sus seguidores su Espíritu. Y de allí volverá como juez de los vivos y los muertos. Entretanto, a quienes oyen el evangelio se les llama a creer y arrepentirse. Actos cuyas señales son el don del Espíritu Santo y el bautismo. Tal es el kérygma primitivo. La transmisión de los datosEn el Evangelio según San Marcos se observa un bosquejo similar al del kérygma arriba esbozado. Los contornos son similares. En ambos se dedica un espacio desproporcionadamente grande (desde el ángulo biográfico) a la semana final de Jesús. En ambos se muestra más interés en lo que Jesús hizo que en sus dichos. En la predicación misma, quizás el bosquejo necesitó ampliarse mediante materia ilustrativa, sobre todo cuando se proclamaba el evangelio (por ejemplo, fuera de Palestina) a quienes no sabían nada de Jesús. Simples resúmenes como Hechos 2:22 y 10:38 cobrarían vida en la práctica al ampliarlos con relatos de sanidades, etc. Las secciones autosuficientes, llamadas perícopas, que componen el grueso de Marcos, arrojan luz sobre el tipo de ilustración que los predicadores apostólicos usaban. Estas pequeñas unidades, o párrafos, son las respuestas dadas a las exigencias prácticas de las iglesias en su triple tarea: evangelización, culto y catequesis. Por ejemplo, a la pregunta: ¿cuál fue la actitud de Jesús frente a la Ley? (cuestión candente en los años de evangelización entre los gentiles), un testigo ocular mencionaría una narración como Marcos 10:1-12 (sobre el divorcio) o Marcos 11:15-19 (sobre la purificación del templo). En décadas recientes, la crítica de las formas (CRÍTICA BÍBLICA) ha intentado reconstruir el ambiente vital en que cada perícopa mantuvo su existencia oral más o menos independiente. Sin aceptar las conclusiones escépticas de algunos formistas como Dibelius y Bultmann, podemos admitir la utilidad del método en la dilucidación de la etapa preliteraria de la tradición. Dentro de las dos categorías generales, "enseñanza de Jesús" y "narración histórica", podemos distinguir: dichos proféticos (por ejemplo, Mateo 8:11), dichos sapienciales (Marcos 6:4), dichos legislativos (Marcos 10:10 siguientes), comparaciones (Lucas 10:30-37), paradigmas (Marcos 2:23-28), diálogos-disputa (Marcos 11:27-33), historias de milagros (Marcos 10: 46 siguientes), y narraciones históricas de alguna fuente no cristiana (Marcos 6: 17 al 29). Para facilitar la narración, es evidente que los predicadores apostólicos agruparon ciertas perícopas (por ejemplo, la historia de la pasión, historias de milagros como Mateo 8:1-17 o de controversias como Marcos 2:1-3, 6) durante las primeras etapas orales de la transmisión. El afán de la Iglesia era presentar al Cristo viviente que los miembros conocían. Por tanto, sus narraciones actualizaban los hechos ocurridos en el ministerio de Jesús, sin tergiversar lo histórico ni perder de vista la identidad entre Jesús de Nazaret y el Señor exaltado. Esta actualización llevada a cabo en la predicación, conservaba la intención del Señor Jesucristo (compárese Juan 14:26). A la vez, los testigos oculares que aún vivían (1 Corintios 15:6) velaban por la veracidad del mensaje, y hermanos bilingües (presentes en Jerusalén desde la época primitiva, Hechos 6:1; HELENISTAS) garantizaban la fidelidad de la traducción al griego. Los Evangelios Escritos Los SinópticosEn los años 60 al 70 después de Cristo una serie de crisis, especialmente el martirio de varios apóstoles, alertó a la Iglesia. Con la desaparición de muchos testigos, fue necesario escribir las tradiciones a pesar de que los judíos preferían la transmisión oral. Era evidente que con la autorización de la iglesia en Jerusalén, Juan Marcos escribió en Roma las tradiciones sagradas, y así nació un nuevo género literario: el Evangelio. No es posible considerarlo como biografía pura ni como tratado ético (aunque incluye ambos elementos), pero su propósito es convencer al lector de que Jesús es el Mesías e Hijo de Dios, digno de nuestra fe. Al divulgarse el primer Evangelio, aproximadamente en año 69 (MARCOS, EVANGELIO DE), otras comunidades, poseedoras de tradiciones complementarias, quisieron escribir sus propios Evangelios. En los años siguientes, cerca del año 71 al 75, surgieron los Evangelios de MATEO y de LUCAS que incorporaron tanto el bosquejo como mucho material tomado de Marcos. Además, estos complementaron, con múltiples ejemplos de la enseñanza de Jesús, la intensa actividad escasamente descrita en Marcos. Hay más de doscientos versículos comunes a Mateo y Lucas que faltan en Marcos. Este fenómeno ha dado origen a la hipótesis de que estos dos evangelistas tuvieron a su disposición un documento "Q" (inicial del vocablo alemán Quelle, que significa fuente). Pronto los primeros tres Evangelios recibieron el epíteto de "Sinópticos", porque su semejanza facilita colocarlos en tres columnas paralelas (sinopsis) para estudiarlos comparativamente. Si bien el kérygma contenido en Marcos y la enseñanza presentada en el supuesto "Q" son las fuentes principales de la tradición sinóptica, ciertamente hay otras. La fuente peculiar de Mateo, de corte judío, se ha denominado "M" y varios bloques narrativos (por ejemplo, La Natividad) que Mateo ha consagrado y que se desconocen en los otros Evangelios quizás provienen de ella. Lucas también se valió de fuentes de gran valor. A estas en conjunto se les ha llamado "L". De manera que, según muchos estudiosos, es posible reconstruir las relaciones entre los Evangelios Sinópticos de la manera siguiente:
La debilidad más importante del esquema, sin embargo, es que da la impresión de una actividad literaria simplemente mecánica. Y lo cierto es que cada evangelista es un teólogo y escritor con derechos propios. Cada Evangelio tiene su genio particular, con énfasis cristológicos que aportan algo indispensable al cuadro total de Jesucristo. Cabe corregir ciertos énfasis unilaterales de los formistas, que a veces parecían describir a evangelistas de tijeras y goma que "componían" obras por plagio. El Evangelio de JuanHasta una lectura superficial del cuarto Evangelio revela sus profundas diferencias en relación con los Sinópticos. Desde el prólogo (1:1-18) es evidente que los moldes conceptuales de JUAN, que se escribió entre 90 y 100 después de Cristo, no son los de sus predecesores. Como tampoco lo son su estilo, su esquema geográfico, ni el grueso de su materia prima. Tal vez el cuarto evangelista, sin haberse valido de ninguno de los Sinópticos, haya conocido el tipo de tradición kerygmática que se esconde detrás de ellos (compárese el estilo "juanino" de Mateo 11:27), además de otros patrones de tradición, como sería de esperar de un testigo ocular. Entonces, tras sesenta años de predicar estas verdades y darles su estampa juanina, las puso por escrito. El propósito de este Evangelio (Juan 20:30s) es aplicable igualmente a los otros tres. Cabe subrayar la selección (versículo 30) que realizó cada evangelista, la cual era parte esencial de la inspiración prometida a los discípulos (Juan 16:13). Por tanto, pese a que los Evangelios nos presentan solo en forma fragmentaria la biografía de Jesús, recibimos la impresión de conocer íntimamente en ellos al Salvador. ¿Surgieron otros Evangelios al lado de estos? Puesto que Lucas 1:1 solo habla de esfuerzos preliminares, es probable que no. Muy posteriormente se compusieron los EVANGELIOS APÓCRIFOS, pero no añaden nada de peso a nuestro conocimiento de Jesucristo. La iglesia apostólica nos legó solamente cuatro Evangelios.
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