Diccionario Ilustrado
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Ester

    Ester, El nombre hebreo de la reina Ester, Hada siguiente sah (Ester 2:7), significaba mirto, que un árbol del cual se usaba para perfumes y condimentos de alimentos. Mujer judía, del linaje de Benjamín (Ester 2:7), que llegó a ser reina del Imperio Persa. Por su gestión liberadora es heroína de su pueblo en una hora de crisis nacional (4:14 siguientes). Era huérfana de padre y madre, pero su primo MARDOQUEO (2:7), varón inteligente (2:20), caritativo (2:7), precavido (2:11), fiel al rey (2:22) y firme en sus convicciones religiosas (3:2), la adoptó como hija.

    Su nombre hebreo era Hadasa (2:7). A Ester la eligieron por esposa del rey ASUERO, y en este cargo le fue necesario, por algún tiempo, ocultar su origen judío (2:10, 20). Sin embargo, esto le permitió gobernar en favor de los suyos. Su primer gran enemigo dentro de la corte fue AMÁN, primer ministro nombrado por Asuero y cruel enemigo de los judíos (3:1). Amán hizo que el rey firmara un edicto de destrucción contra los israelitas (3:9 al 15), pero Mardoqueo supo del peligro que se cernía sobre su pueblo y acudió a la reina Ester para ordenarle inmediata intervención (4:12 al 14). Ester ayunó (4:16), lo cual indica su sincera piedad, y uniendo su diplomacia de reina con la inteligencia de su primo Mardoqueo, a quien obedeció en todo (4:17), obtuvo que el rey dictase otro decreto en favor de los judíos perseguidos (7:1 al 8:12).

    A Amán lo condenaron a morir en la horca que él mismo ordenó levantar para Mardoqueo (7:10). Desde entonces los judíos conmemoran esta victoria con la fiesta nacional llamada PURIM (9:17 al 32). Después de la muerte de Amán, Mardoqueo ocupó el puesto de primer ministro del gran Imperio Persa (10:3) que, según narra la Biblia, "se extendía desde la India hasta Etiopía, sobre ciento veintisiete provincias" (1:1).

    Ester se distingue sobre todo por su obediencia (2:20) y humildad; su admirable discreción (2:10, 20) y simpatía (2:7, 15); su preocupación por el bienestar de sus semejantes (4:5); su valor (4:11, 16; 5:1) y diplomacia (5:4, 12); su dureza con los perversos (7:6) y su fe (4:16); y su firme compromiso con los necesitados y perseguidos.

    Ester ha sido fuente de inspiración para numerosas obras inmortales. Entre ellas figuran la tragedia "Ester", de Jean Racine, y la tragicomedia "La hermosa Ester" que, según Menéndez y Pelayo, "es la mejor comedia bíblica de Lope de Vega".