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Roma, Imperio
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     Roma, Imperio. Entidad política que dominaba el mundo mediterráneo durante la época inicial del cristianismo. Cuando Jesús nació en Belén, Roma dominaba el territorio comprendido entre el Atlántico y el Éufrates y desde Bretaña en el norte hasta el Sahara en el sur. Tal imperio fue producto de un largo proceso histórico.

Su Origen

La historia de Roma puede dividirse en tres períodos:

1. La Monarquía, 753 al 509 antes de Cristo
2. La República, 509 al 27 antes de Cristo
3. El Imperio, 27 antes de Cristo 476 después de Cristo (1453 en el Oriente).

El año 753 antes de Cristo es la fecha tradicional que se asigna a la fundación de la ciudad de ROMA por Rómulo y Remo. Rómulo fue el primer rey. Al principio el reino era un territorio pequeño alrededor de la ciudad, pero en el siglo VI antes de Cristo empezó a extenderse, anexando las tierras vecinas.

En 509 la Monarquía fue derrocada; tomó su lugar la República y la nación empezó a crecer rápidamente. Por el año 275 dominaba toda la península. Mediante las Guerras Púnicas (264 al 146 antes de Cristo), Roma comenzó a extenderse hacia el oeste, y por las Guerras Macedónicas (214 al 190 antes de Cristo), hacia el este.

Un poco antes de la formación del primer triunvirato (Julio CÉSAR, Craso y Pompeyo) en 60 antes de Cristo, Pompeyo dominó a Palestina (63 antes de Cristo), con lo cual completó su conquista del Oriente, e hizo parte del imperio los territorios comprendidos entre el Helesponto y el Éufrates.

En 47 antes de Cristo Julio nombró procurador a HERODES (el Grande), y siete años después Octavio y Antonio le dieron el título de rey de los judíos (Mateo 2:1). En la batalla de Accio (31 antes de Cristo). Octavio derrotó a Antonio y Cleopatra, y convirtió a Egipto en provincia romana, con lo cual el mar Mediterráneo casi se convirtió en un lago romano.

En 48 antes de Cristo Julio César inició una dictadura, presagio del establecimiento del imperio, pero murió cuatro años después. Surgió otro triunvirato formado por Lépido, Antonio y Octavio, pero Lépido se retiró y se entabló una lucha entre los dos miembros restantes.

Sin embargo, como en la antedicha batalla de Accio había derrotado a Antonio, Octavio pronto puso fin a este segundo triunvirato y quedó como caudillo único en Roma. El pueblo lo proclamó Imperador.

En 27 antes de Cristo Octavio estableció un nuevo gobierno. Se declaró príncipe y asumió el título de AUGUSTO . Con el título de Pontífice Máximo encabezó la religión del estado, y en todas las provincias se le rindió culto. Además, controló todas las fuerzas militares del país.

Reinó de esta manera desde 27 antes de Cristo hasta 14 después de Cristo, y así nació la tercera y última época de la historia de Roma, el imperio que duró hasta 476 después de Cristo. Cerca del año 22 de su reinado nació Jesucristo (Lucas 2:1 siguientes).

Aspecto Preparatorio Para El Cristianismo

El imperio contribuyó grandemente a la preparación del mundo para la venida de Cristo y la extensión del evangelio (Gálatas 5:4). En primer lugar, produjo un sentimiento cosmopolita. La unión de tantas razas y pueblos bajo un imperio ayudó a derribar las barreras raciales y culturales y a unificar la raza humana.

En estas condiciones el mundo habría de escuchar la predicación de la doctrina de que en Cristo no hay griego ni judío ... bárbaro ni escita, siervo ni libre, sino que más bien todos los creyentes son uno en Cristo (Gálatas 3:28; Colosenses 3:11).

Además, como ciudadano de este gran imperio que abarcaba la tercera parte de la raza humana, Pablo pudo viajar por todas partes sin dificultades diplomáticas.

Aún más, el surgimiento del imperio contribuyó a extender el GRIEGO como idioma universal, proceso que ya había iniciado ALEJANDRO MAGNO. El griego, dijo Cicerón, se lee en casi todas las naciones. Este fenómeno facilitó la extensión del evangelio, ya que los apóstoles lo hablaban y escribían.


En segundo lugar, el imperio trajo orden y paz al mundo (la Pax romana). Antes había habido guerras por doquier, caos político, etc., pero la mano de hierro y la jurisprudencia romanas acabaron con mucho de esto. Por ejemplo, Pompeyo eliminó la piratería en el mar Mediterráneo e hizo posible viajar con relativa seguridad, lo cual facilitaría posteriormente la actividad misional de Pablo y otros.

En tercer lugar, los romanos construyeron una extensa red de carreteras, mejor que la de cualquier época hasta el siglo XIX. Aunque principalmente la hicieron para facilitar el movimiento rápido de tropas, los soldados de la cruz también caminaron por ella.

Ireneo (siglo II) escribió refiriéndose al imperio. Por su instrumentalidad el mundo está en paz y podemos caminar por las carreteras sin temor, y navegar donde queramos (Contra Herejías IV. xxx.3).

Sin embargo, Roma proporcionó también una preparación negativa. A pesar de su prosperidad, la sociedad romana estaba corrompida. Por un lado había opulencia exagerada y por otro miseria masiva. Entre el 30 y el 50% de la población se componía de ESCLAVOS. Había un sinfín de pobres y vagos a quienes el gobierno apaciguaba con pan y circos.

Séneca, el maestro estoico de Nerón, se lamentaba en su época. El mundo está lleno de crímenes y vicios... más de lo que se puede curar con la fuerza... Los crímenes ya no se cometen a escondidas sino ante nuestros ojos. La inocencia no solo es rara sino más bien no existe. Las diversiones eran groseras y brutales. En los combates de gladiadores y con las fieras cada mes morían miles de personas.

Religiosamente Roma estaba en bancarrota. Su primitiva religión politeísta, regida por un código moral bastante alto, desapareció cuando por las conquistas del Oriente los romanos entraron en contacto con la filosofía escéptica de Grecia y con las religiones de misterio y sensuales de Asia.

Los ricos y los intelectuales abrazaron aquella y las masas, estas. Como resultado, Roma llegó a ser una Babel religiosa.

En la época en que nació Jesús, la indiferencia religiosa se había apoderado de la gente. Augusto, deseando avivar el interés en la religión, fomentó el culto del emperador.

Por supuesto, este culto fue más arma política que otra cosa. Se cuenta que el emperador Vespasiano (69 al 79 después de Cristo) en su lecho de muerte se reía de la idea de que él fuera Dios.


El imperio tenía una política religiosa muy liberal. Generalmente permitía que los pueblos conquistados continuaran sus prácticas religiosas, en tanto que no estorbaran la paz política ni corrompieran la moral pública. Las religiones que cumplían estos requisitos se llamaban lícitas y las que no, ilícitas.

El judaísmo era religión lícita y, puesto que el cristianismo parecía una secta dentro del judaísmo, al principio gozó de la misma libertad. No fue sino hasta el final del reinado de Nerón (54 al 68 después de Cristo) que el imperio asumió una actitud hostil hacia el cristianismo (PERSECUCIÓN).

El emperador AUGUSTO (27 antes de Cristo al 14 después de Cristo) se menciona una vez en la Biblia (Lucas 2:1), en relación con el censo imperial que motivó el viaje de José y María a su tierra natal. Jesús tenía unos 20 años cuando murió este ilustre emperador.

El emperador TIBERIO (14 al 37 después de Cristo) se menciona también una vez, cuando Lucas describe la situación política existente en los días en que Juan el Bautista inició su ministerio (Lucas 3:1 siguiente).

Reinaba durante los años del ministerio público de Jesucristo y los primeros años de la historia apostólica. Y era emperador cuando Jesús pronunció la memorable frase, "Dad a César lo que es de César" (Marcos 12:17); y cuando los judíos gritaron, No tenemos más rey que César (Juan 19:15).

El monstruo Calígula (37 al 41 después de Cristo) no se menciona en el Nuevo Testamento, sin embargo CLAUDIO (41 al 54) aparece dos veces, en relación con la severa hambre que sobrevendría en Palestina (Hechos 11:28) y con la expulsión de los judíos de la capital romana. Esto último motivó el traslado de Aquila y Priscila a Corinto, donde Pablo los encontró durante su primera visita a dicha ciudad (Hechos 18:1 siguiente).


En el Nuevo Testamento, no se menciona por nombre a NERÓN (54 al 68 después de Cristo), pero hay varias referencias a él. Fue durante la primera parte del reinado de este que Pablo exhortó a los cristianos a ser respetuosos y obedientes al estado (Romanos 13:1 al 7; compárese las instrucciones posteriores en 1 Timoteo 2:1 siguiente; Tito 3:1).

También Pedro hizo las mismas recomendaciones durante la última parte del reinado neroniano (1 Pedro 2:13 al 17). A este emperador apeló Pablo ante la injusticia del gobernador de Cesarea (Hechos 25:12). Era emperador durante los dos años de la primera prisión de Pablo en Roma (Hechos 28:30; Filipenses 5:22).

Evidentemente Nerón permitió que el apóstol fuera puesto en libertad esta vez (Filipenses 1:25; 2:24), pero no en la segunda (2 Timoteo 5:6 siguiente). Compárese el caso de Pedro (2 Pedro 1:13 al 15).

En tiempo de Nerón ocurrió la primera persecución imperial (64 después de Cristo), a la que posiblemente hace alusión Pedro en su primera carta (2:12; 3:17 siguiente; 5:12 siguientes).

Vespasiano (69 al 79) tampoco se menciona en el Nuevo Testamento, pero durante su reinado Jerusalén fue destruida (70) por un ejército cuyo general fue su hijo Tito, quien le sucedió en el trono imperial (79 al 81).

En tiempo de Domiciano (81 al 96) brotó la segunda persecución imperial que motivó el destierro de Juan a la isla de Patmos (Apocalipsis 1:9).