Acrididae
Los acrídidos (Acrididae), conocidos popularmente como langostas,
saltamontes ó chapulines, son una familia de insectos ortópteros caracterizados
por su gran facilidad para migrar de un sitio a otro y, en determinadas
circunstancias, reproducirse muy rápidamente llegando a formar devastadoras
plagas capaces de acabar con la vegetación de grandes extensiones de terreno.
Generalmente no vuelan mucho a pesar de que disponen de alas. Sólo cuando se
juntan grandes grupos de individuos de la misma especie liberan las feromonas
apropiadas para activar la conducta migratoria y un crecimiento mayor de las
alas y de esa manera poder dispersarse por otros territorios, evitando la
competencia intraespecífica por el alimento.
Características
Poseen largas patas posteriores para saltar y un aparato bucal para masticar y
comer hojas. Su actividad es principalmente nocturna y utilizan sus antenas y
ojos para explorar el terreno.
Al igual que muchos insectos, las langostas poseen dos pares de alas, aunque
algunas especies son incapaces de volar. Cuando el insecto se encuentra en
reposo, sus fuertes alas anteriores sirven de protección a sus delicadas alas
posteriores, que se encuentran replegadas por debajo de aquéllas a modo de
abanico.
Las alas posteriores pueden tener colores brillantes para producir un destello
de color cuando el insecto salta en el aire; esta demostración los ayuda a
confundir a los depredadores. Algunas langostas pueden cerrar repentinamente sus
alas en pleno vuelo y caer en picado para escapar de sus enemigos.
Las langostas jóvenes son incapaces de volar hasta que se convierten en adultos.
Cambian de color cuando se agrupan, adquiriendo una tonalidad naranja,
amarillenta brillante y negra. Por lo general, las langostas producen solo una
generación nueva por año. Después del apareamiento, la hembra pone pequeños
grupos de huevos en el suelo ó entre la vegetación. Algunas especies producen
una espuma especial para proteger sus huevos. Cuando éstos eclosionan, las
ninfas tienen el aspecto de insectos adultos en miniatura. Mudan la cutícula
entre 5 y 15 veces antes de alcanzar la madurez.
Salto y vuelo de la langosta
Para saltar, la langosta dispone sus largas y delgadas tibias de sus patas
posteriores muy pegadas al cuerpo, cerca del centro de gravedad. Los grandes
músculos de la parte más gruesa de la pata (fémur) están conectadas con la
cabeza de la tibia. Cuando esos músculos se contraen, la pata se endereza
lanzando al insecto al aire.
Con el fin de conseguir la mayor altura posible, la langosta pone su cuerpo en
posición aerodinámica, con las alas cerradas, y las patas tiesas y plegadas por
debajo del cuerpo. Los
músculos de sus patas son mil veces más potentes que un peso igual de músculo
humano, por lo que las langostas al saltar pueden llegar a una altura de 50 cm,
que equivale a diez veces la longitud de su cuerpo; además, pueden saltar veinte
veces su longitud.
Una vez que la langosta haya saltado lo más alto posible, abre sus dos pares de
alas todo lo que puede, mantiene las patas totalmente tensas, las alas
posteriores inclinadas hacia arriba, y las anteriores curvadas para captar la
mayor cantidad posible de aire y comenzar a batirlas rápidamente, propulsándose
con creciente velocidad. Lleva las patas posteriores pegadas al cuerpo, en
posición aerodinámica; en cambio, cuando va a posarse, pone las anteriores
desplegadas y tensas listas para resistir el impacto de su cuerpo con el lugar
donde se pose. En el aire la langosta mueve sus alas a la increíble velocidad de
20 golpes de ala por segundo, alcanzando una velocidad de 3,7 km/h (depende de
la velocidad del viento, y llegan a recorrer más de 90 km por día).
Las langostas en la historia y en la actualidad
Hasta ahora el registro más antiguo de una plaga de langostas se remonta más de
dos mil años atrás, según el relato bíblico y que es mencionada por ser la
octava plaga que asoló Egipto y acabó con la última fuente de comida que quedaba
en ese momento, los cultivos. Si bien esta visión de una gigantesca nube de
seres vivientes que comen todo que relata la Biblia en un tiempo se creyó
fantasiosa y terrible, de hecho, esta descripción no puede estar más cercana a
la realidad de tiempos más recientes, donde las plagas de langostas pueden matar
(indirectamente por la hambruna) a millones de personas.
Los brotes más grandes de langostas del desierto ocurrieron entre 1987 y 1989.
Es tal la voracidad de este insecto que una parte muy reducida de la nube
(alrededor de una tonelada de langostas) es capaz de consumir en un día la misma
cantidad de alimentos que 10 elefantes ó 2500 personas.
Cuando las langostas atacan inmediatamente antes de la cosecha, las
repercusiones pueden ser devastadoras. Al terminar la plaga de 1987, había
llegado a 25 países vulnerables, con pérdidas monumentales. Desde entonces ha
habido algunos brotes, aunque no se han desarrollado nuevas plagas.
En América
En Sudamérica, en Bolivia, Uruguay, Argentina, los ataques fueron intensísimos
hasta avanzado el siglo XX. En Venezuela, los ataques de langostas se conocen
desde la época de la Colonia. Dos grandes invasiones se registraron más
recientemente entre los años de 1881 a 1885 y de 1913 a 1918, produciendo daños
de tal magnitud a la agricultura, que en ambas oportunidades el gobierno declaró
estado de emergencia nacional. Las especies de langostas americanas causantes de
estos daños pertenecen, en su mayoría, al género Schistocerca.
En Colombia y Brasil también se conoce la langosta llanera (Rhammatocerus
schistocercoides).
En el mes de octubre de 1988, se informó la invasión de langostas no conocidas
en varias islas del Caribe y en Surinam.
En el mes de noviembre de 1988, se informó una invasión semejante en varias
localidades del estado Sucre (Venezuela), inicialmente en Río Caribe. Un estudio
detallado de los ejemplares colectados en dicha zona demostró que éstos
pertenecían a la langosta del desierto (Schistocerca gregaria). Posteriormente,
fueron colectados ejemplares de la misma especie en los estados Aragua,
Carabobo, Distrito Federal, Falcón, Miranda y Monagas. Su llegada al continente
americano se relaciona con las corrientes de aire producidas por el
desplazamiento del huracán Joan, pues sin estas corrientes de aire las langostas
hubieran muerto en el camino.
En los siglos XVI y XVII, en la península de Yucatán se dieron varias hambrunas
propiciadas por plagas del acrídido. Por ejemplo, durante los gobiernos de Juan
Francisco de Esquivel y José Campero de Sorredevilla como capitanes generales de
Yucatán, hubo incontables muertes producidas por este insecto.
En Europa y África
Durante 2005, una plaga de langostas del desierto (Schistocerca gregaria)
devastó cultivos de los países del Sahel en África Occidental. Se temió que
aumentara durante el verano de 2006 y se consideró necesaria la cooperación
internacional para frenarla, según expertos de la Organización de las Naciones
Unidas para la Agricultura y la Alimentación (FAO, acrónimo en inglés).
Se intentó impedir la reproducción cíclica del insecto durante octubre, que
terminaría de arrasar con granos y vegetales en el Sahel, y extendería la plaga
"a otros países de África, amenazando la seguridad alimenticia de un área
geográfica mayor", como destacó el director de la FAO, Jacques Diouf.
Esta plaga de 2006 ha sido la peor en 15 años y fue motivada por lluvias
abundantes de junio a agosto de 2003 en gran parte del Sahel, la zona de
transición entre el desierto del Sahara y el área más fértil al sur del
continente africano. La humedad, las altas temperaturas y el viento
constituyeron un caldo de cultivo ideal para la multiplicación de las
arrasadoras langostas.
De octubre de 2003 a agosto de 2004, se extendieron por Chad, Níger, Malí,
Mauritania y Senegal en el Sahel y por Marruecos, Argelia, Libia y Túnez, en el
norte de África. Nuevos informes de la FAO hacen temer que lleguen al noroeste
de Nigeria y hasta Sudán.
La plaga ha afectado hasta octubre de 2005 a unos siete millones de hectáreas de
cultivos, de los cuales dos millones estaban en Argelia.
La densidad de insectos informada ha llegado a más de cien por metro cuadrado, y
su ciclo biológico fue acelerado por las lluvias en el Sahel y regiones aledañas
desde principios de mayo.
Normalmente, la Schistocerca gregaria es, pese a su nombre, un insecto
solitario, pero cuando su población aumenta drásticamente, cambia de
comportamiento, y se traslada en grandes grupos para devorar vegetales, granos e
incluso vestimentas y las "jaimas", las típicas tiendas de campaña de los
nómadas.
Las hileras de árboles que componen la "cintura verde" del Sahel y protegen su
meseta central de la desertificación fueron también devoradas casi por completo,
un hecho sin precedentes.
Informes sobre langostas provenientes del sur de Europa, y especialmente de
España, durante la primavera y el verano boreales, hicieron temer que la plaga
hubiera alcanzado el litoral norte del Mediterráneo.
Agricultores de Cataluña, al noreste de España, y de Castilla y León, en el
centro de ese país, informaron en junio y julio de 2006 que nubes de langostas
habían destruido cultivos de vegetales y granos. Gobiernos regionales,
advertidos de la plaga en el Sahel, reaccionaron con campañas de fumigación de
insecticidas químicos de alta toxicidad, que aparentemente destruyeron apiarios
e insectos benignos, pero Keith Cressman, encargado de la FAO de la prevención
de la langosta del desierto, ha dicho que las langostas observadas en España e
Italia son de otras especies locales, no vinculadas con la plaga africana. "Hoy
día, no hay razón para temer que la langosta del desierto alcance el sur de
Europa", afirmó.
Las plagas de langosta en el Sahel de los últimos decenios raramente atravesaron
el mar Mediterráneo, como ocurrió en 1956, cuando una de ellas alcanzó la región
de Extremadura, en el oeste de España, fronterizo con Portugal.
En julio de 2007, y aparentemente temiendo que la plaga del Magreb se extendiera
a España, el gobierno de Madrid envió aviones de fumigación contra la langosta a
Marruecos. Juan Peña, director de la campaña española contra la Schistocerca
gregaria, defendió la fumigación diciendo que "es mucho más fácil controlar la
plaga en el desierto". Pero según expertos de la FAO, sólo "vientos
extraordinarios" desde el Sahel hacia el norte podrían llevar la plaga a Europa.
La FAO ha estimado que la campaña contra la plaga habrá costado unos 100
millones de dólares, y Diouf exhortó a los donantes internacionales a aportar
esa suma, señalando que hasta entonces habían prometido sólo 37 millones, entre
contribuciones canalizadas a través de la FAO y donaciones bilaterales. La FAO
ha restablecido un centro de operaciones de emergencia contra la langosta, que
trabajará directamente con los donantes, los países amenazados por la plaga y
organizaciones capaces de aportar a la solución del problema.
En los países del Magreb, en el norte de África, especialmente en Argelia y
Marruecos, grandes campañas de fumigación con pesticidas contribuyeron a detener
el avance de la plaga en junio, julio y agosto de 2007, pero la invasión de
langostas se intensificó en África occidental.
Los daños de la plaga en sí misma pueden multiplicarse por el uso masivo contra
ellas de insecticidas químicos de alta toxicidad que además de destruir a las
langostas también destruirían insectos beneficiosos, además de envenenar a las
plantas, y es por eso que la FAO prueba un pesticida orgánico, basado en el
hongo Metarhizium, que mata a la langosta en un periodo de tres a cuatro semanas
al posarse en su cuerpo e ir alimentándose del insecto hasta matarlo.
Sin embargo, la preocupación principal actual es impedir que la oleada de
langostas se desarrolle tanto que sea imposible frenar su expansión. La última
gran plaga africana de Schistocerca gregaria duró tres años, de 1986 a 1989, y
atacó a 40 países.
Esta plaga podría desplazarse hacia el norte, es decir del norte de Mauritania
hacia Marruecos, y desde Sudán hacia el mar Rojo, y desde Malí y Nigeria hacia
el sur de Argelia, según el Grupo de Estudio de la FAO.
En Nigeria, se han registrado enjambres de una densidad de más de 20 jóvenes
langostas por m², y en Sudán, donde se llegaron a preparar cinco avionetas para
intervenciones rápidas, se han visto enjambres de langostas adultas a lo largo
del río Atbara, algunas de las cuales estaban depositando huevos.
Plagas de los cultivos
La langosta migratoria y la desértica (Locusta migratoria y Schistocerca
gregaria) han provocado hambrunas devastadoras en algunas partes de África y en
el Medio Oriente al destruir amplias áreas de cultivo de cereal y otros
cultivos. Cuando estos insectos se masifican, su número puede ascender a más de
10000 millones. El camino que recorren depende, en gran medida, de la dirección
de los vientos; si esto soplarán hacia el mar, la masa íntegra de insectos
podría ahogarse.
Su control
Sobre esta plaga han escrito en la España del siglo XIX Agustín Salido,
Francisco Rivas Moreno y, a caballo entre siglos, el ingeniero agrónomo Leandro
Navarro y últimamente Bruno Odella, en El estado y el control de plagas
agrícolas: la lucha contra la langosta en la España contemporánea. Madrid:
Publicaciones del Ministerio de Agricultura, Pesca y Alimentación, 1996. Las
medidas modernas de control sólo se justifican cuando se presenta la fase
gregaria, es decir, cuando la langosta se reproduce en grandes cantidades en un
área definida. El control se puede efectuar con productos químicos utilizado en
aspersiones ó bien en forma de cebos. Los productos a utilizarse dependen de la
falla del insecto a controlarse y la cercanía de la infestación a zonas
pobladas.
Los productos más efectivos contra los adultos son: Fenitroion, Diazinon y
Malathion. También existe un cebo extraído de un protozoo (Nosema locustae), el
cual debería probarse en esta especie.
Las langostas como alimento
En algunos lugares las langostas se consumen como alimento. En estos casos, el
uso de pesticidas contra las plagas puede convertirse en una segunda catástrofe,
pues las hace incomibles. Según Ignacio Ramonet:
Por paradójico que parezca, los años de plaga son, para muchos labriegos pobres,
períodos de festín. Yo recuerdo, de niño en Marruecos, aquellos veranos de
langosta en Larache ó Mequínez como épocas de divertida fiesta callejera. Por
todas partes se improvisaban puestecillos ambulantes donde se asaban esos
saltamontes gigantes que se vendían en cucuruchos de papel. Y se comían bien
salados como deliciosas patatas fritas.
El uso alimentario de la langosta era conocido también en AlÁndalus.
Un recetario del siglo 13, compuesto por el murciano Ibn Razin, incluye un modo
de cocinar esas mismas langostas gigantes a las que se refiere Ramonet:
Se cogen langostas grandes, de las que se dan algunos años, y se cuecen al fuego
con agua, en dos hervores. Después se les quitan las alas y las patas y se fríen
en una sartén hasta que se les seca la humedad. Se les pone almorí, canela y
pimienta y se consumen.
El chapulín en la gastronomía de México
En México y otros países se denominan chapulines a muchos insectos ortópteros,
en particular de la familia Acrididae. Entre los chapulines comestibles se
encuentran los géneros Sphenarium, Schistocerca, Taeniopoda, Trimerotropis,
Spharagemon, Plectotetra y Melanoplus y se han informado muchos más.
Al igual que otros platillos con insectos, como los jumiles, los escamoles y los
gusanos de maguey, son de los platillos más exóticos de la comida mexicana.
En algunos mercados, como lo es el caso del mercado de Oaxaca, se venden
chapulines deshidratados, por peso, dependiendo de tamaño, sea estos chicos,
medianos ó grandes. Hacen una buena botana, y pueden ser empapados con limón,
enchilados, e incluso enchocolatados. Los chapulines se preparan desde la época
prehispánica hirviéndolos unos minutos en agua y tostándolos luego en un comal.